El mundo exterior está sometido a la ley de la imperfección; en él se ve constantemente cómo el ocioso obtiene también su alimento, y el dormilón en mucho mayor abundancia que el laborioso. Todo está sujeto en manos del poseedor en el mundo visible, sujeto a la ley de la indiferencia… En el mundo del espíritu, donde reina un orden eterno y divino, no sucede lo mismo; allí no llueve sobre el justo o el injusto a la vez; allí no brilla el sol con indiferencia para los buenos y los malos; en verdad puede decirse allí: sólo quien trabaja tiene pan, sólo el angustiado halla reposo, sólo quien desciende a los infiernos salva a la amada, sólo quien saca el cuchillo salva a Isaac.
The exterior world is constrained by the law of the imperfection; it is seen constantly how the idle one obtains also hisher food, and the sleeper in much greater abundance than the laborious one. Everything is subject in the hands of the owner in the visible world, subject to the law of the indifference... In the world of the spirit, where an eternal and divine order reigns, it does not happen the same; there, it is not rained on the exactly or the unfair one at the same time; there, the sun does not shine with indifference for the good ones and the bad ones; it can really be said there: only who works has bread, only the distressed one finds rest, only who goes down to the hells rescues the loved one, only who takes the knife save Isaac.
domingo, 27 de mayo de 2007
Søren Kierkegaard, Frygt og Bæven, Problemata (1843)
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